– “El Señor viene” –

-28 de noviembre de 2021 -.

Padre Joaquín Rodríguez

 

“… y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.” -Romanos 5, 2b-5-

Queridos hermanos:

He querido comenzar nuestra reflexión de este primer domingo de Adviento con estas palabras de San Pablo en su carta a los Romanos, porque el Adviento que hoy empezamos es, sobre todo, un tiempo de ESPERANZA. Por supuesto que la preparación espiritual para celebrar la Navidad y, en ella, la primera venida del Señor a su Pueblo, es el propósito de este tiempo de la Liturgia cristiana; pero esa preparación en el tiempo que se nos presenta como una dinámica y urgente llamada a la conversión, se quedaría sólo en palabras y buenos propósitos si le faltase el ingrediente espiritual de la Esperanza, segunda virtud teologal, indispensable para que la Fe llegue a ser Caridad. La Caridad es el amor en su expresión pura y original, don de Dios, cuya naturaleza es SER AMOR.

Al comenzar este nuevo año litúrgico iniciamos un nuevo ciclo de lecturas del formulario del Misal romano, guiados por los relatos del evangelio de San Lucas: Evangelista de la infancia de Jesús y de María en una visión única y privilegiada; también la mirada y los diálogos de Jesús en relación a las mujeres, a quienes trata con especial comprensión y compasión. En San Lucas la mujer es presentada bajo una luz especial: el papel y misión que Dios le ha otorgado en la familia, en la sociedad y en la Iglesia, muchas veces contrastante con los conceptos restrictivos y discriminatorios de la época y cultura circundante.

Aun hoy pudiéramos tomar esa luz especial, partiendo de María y de tantas mujeres bíblicas, para evaluarnos a nosotros mismos en relación a nuestra sensibilidad evangélica y a nuestra madurez humanista considerando cómo, aun hoy, persisten los prejuicios y los lugares comunes excluyentes de la mujer, tanto en la Iglesia como en la sociedad y en la familia.

En la primera lectura (Jeremías 33, 14-16) se anuncia ya la Navidad, la venida de un hijo de David, que brotará como un “vástago legítimo” y traerá la felicidad a los hombres. – San Pablo, por su parte, pide que nos preparemos para esa venida de Cristo rebosando “de amor a todos” (I Tesalonicenses 3,12 – 4,2). – En el evangelio escucharemos la llamada de alerta y vigilancia propia del Adviento: “El Señor nos exhorta a leer los signos de nuestro tiempo y a considerar como obstáculo todo lo que nos impida estar vigilantes en el espíritu de la espera. La oración, la renuncia a los vicios y la disponibilidad para dar un testimonio activo de fidelidad a la esperanza en el mundo nuevo de Dios, viviendo la santidad de la gracia bautismal (Lucas 21, 25-28.34-36).

La Cena de los elegidos, la Eucaristía, en la que actualizamos el misterio del Amor en la entrega de Cristo, constituye cada Día del Señor el testimonio unánime de la Iglesia que “anuncia la muerte del Señor, proclama su resurrección y anticipa en el tiempo su gloriosa venida” en la plenitud de la salvación de Dios para su Pueblo consagrado.