Agustín Acosta

Cuba

 

Todo tiene su hora, su minuto y su sino,

y es inútil torcer el amargo proceso.

Frente al miedo de todos los caminos obscuros,

yo ya estoy de regreso.

 

Ya conozco las ansias, el afán de Quijote;

la verdad de Solón a la euforia de Creso;

el encanto postizo de las noches de luna…

¡Ya yo estoy de regreso!

 

Ya conozco lo estéril del rencor y del odio,

la tristeza egoísta, el dolor sin receso,

el angosto snobismo de la gloria temprana…

¡Ya yo estoy de regreso!

 

Y mañana… ¡quién sabe! Por caminos ocultos

vagaré, luz y sombra, malherido o ileso,

y no habiendo llegado a destino seguro

¡estaré de regreso…!