Por Alfredo M. Cepero

Miami, 1996

 

En el jardín de mis nietos

floreció una nieta bella

que en la dinastía del verso

reinará como Gabriela.

 

Pero ésta Gabriela nuestra

emulará a la chilena,

porque además de poemas

tendrá ritmo en sus caderas;

el ritmo de sus abuelas

mezcla de Cuba y Quisqueya.

 

Hija de trópico y palmas,

de mar azul y de playas,

tendrá sabor a guayaba,

melón, mamey y papaya.

 

Será merengue y guaracha,

ternura, risa y pachanga,

y hasta la envidia del sol

que sale cada mañana.

 

Pero será sobre todo

dominicana y cubana,

puente de amor y esperanza

entre el Cibao y La Habana,

y reina sin paralelos

de nuestra raza antillana.