Andres Eloy Blanco, Venezuela

 

He renunciado a ti. No era posible

Fueron vapores de la fantasía;

son ficciones que a veces dan a lo inaccesible

una proximidad de lejanía.

 

Yo me quedé mirando

cómo el río se iba poniendo encinta de la estrella...

 hundí mis manos locas hacia ella

y supe que la estrella estaba arriba...

 

He renunciado a ti, serenamente,

como renuncia a Dios el delincuente;

he renunciado a ti

como el mendigo que no se deja ver del viejo amigo;

 

Como el que ve partir grandes navíos

como rumbo hacia imposibles y ansiados continentes;

como el perro que apaga sus amorosos brios

cuando hay un perro grande que le enseña los dientes;

 

Como el marino que renuncia al puerto

 y el buque errante que renuncia al faro

 y como el ciego junto al libro abierto

y el niño pobre ante el juguete caro.

 

He renunciado a ti,

como renuncia el loco a la palabra que su boca pronuncia;

 como esos granujillas otoñales, con los ojos estáticos y las manos vacías,

que empañan su renuncia, soplando los cristales

en los escaparates de las confiterías...

 

He renunciado a ti, y a cada instante

renunciamos un poco de lo que antes quisimos

 y al final, !cuantas veces el anhelo menguante

pide un pedazo de lo que antes fuimos!

 

 

Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.

Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño;

desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.

La renuncia es el viaje de regreso del sueño...