Hilarión Cabrisas, Cuba

 

Un dolor se me va y otro me arredra;

ola que se marchó y ola que viene

a batirme, y apenas se detiene

sobre mi viejo corazón de piedra.

 

Ola que llega, y rompe, y salta y medra

del dolor de la roca, y se mantiene

sólo el instante aquel que le conviene

para arrancarle hasta su airón de yedra.

 

Lucha sorda y tenaz; mudo combate

de la ola que se va, vuelve y se abate

en el peñón que su ira desafía…

 

Dolor perenne, inextinguible, intenso,

rudo y fiero combate en este inmenso

mar sin orillas de la vida mía…