José de Espronceda, 1840, España
Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín;
bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul;
—«Navega velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza,
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
Veinte presas hemos hecho
a despecho, del inglés,
y han rendido sus pendones
cien naciones a mis pies.
»Qué es mi barco: mi tesoro,
qué es mi Dios: la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.
Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
Y no hay playa sea cualquiera,
ni bandera de esplendor,
que no sienta mi derecho
y dé pecho a mi valor.
»Qué es mi barco: mi tesoro,
qué es mi Dios: la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.
A la voz de ¡barco viene!
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar:
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.
En las presas yo divido
lo cogido por igual:
sólo quiero por riqueza
la belleza sin rival.
»Qué es mi barco: mi tesoro,
qué es mi Dios: la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.
»¡Sentenciado estoy a muerte!;
yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena
quizá en su propio navío.
Y si caigo ¿qué es la vida?
Por perdida ya la di,
cuando el yugo de un esclavo
como un bravo sacudí.
Qué es mi barco: mi tesoro,
qué es mi Dios: la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.
Son mi música mejor
aquilones
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
Y del trueno al son violento,
y del viento al rebramar,
yo me duermo sosegado
arrullado por el mar.
Qué es mi barco: mi tesoro,
qué es mi Dios: la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.