David Ruiz Marull

 

Investigadores franceses reconstruyen la cara de un soldado francés de la ‘Grande Armée’ que falleció en Kaliningrado en 1813. La campaña de Rusia de 1812 fue un completo desastre. El ejército de Napoléon Bonaparte, conocido como la Grand Armée, sufrió miles de bajas y el número de sus fuerzas cayó a menos del 20% de la capacidad que tenían al inicio de las guerras napoleónicas. Los soldados muertos colmaron las fosas comunes abiertas deprisa y corriendo en distintas ciudades durante su retirada.

Salieron de un Moscú reducido a escombros, una ciudad fantasma incendiada por los propios rusos. Había llegado el frío invierno, las tropas francesas no tenían suministros y los cosacos les pisaban los talones, golpeando en los puntos donde las líneas napoleónicas eran más débiles. Las condiciones eran peores cada día que pasaba.

LA CAMPAÑA DE RUSIA DE 1812 FUE UN COMPLETO DESASTRE

Faltaba comida, el clima era cada vez más hostil y a los soldados se les congelaban las extremidades o sufrían de hipotermia. Las enfermedades infecciosas (tifus) hacían estragos en la tropa y las muertes eran masivas. Sólo 58.000 de los hombres de Napoleón sobrevivieron a la campaña rusa. El resto fueron enterrados por el camino.

Una de estas fosas comunes fue descubierta en el centro de Kaliningrado (anteriormente conocido como Königsberg) en el año 2006. Muchos de los esqueletos presentaban lesiones traumáticas y entre ellos destacaba C2, o los restos de un joven varón que había sufrido una lesión grave en la parte inferior de la cara. El estado de remodelación postraumática indicó que había sobrevivido poco más de dos meses después de recibir la herida. Especialistas franceses de las Universidades de Burdeos y PSL de París reconstruyeron la mandíbula y el maxilar, lo que permitió recrear los tejidos blandos de este soldado no identificado hasta conseguir una aproximación a la que debió ser su cara.

NAPOLEÓN INICIÓ LA INVASIÓN DE RUSIA COMO RESPUESTA A LA RETIRADA DEL ZAR ALEJANDRO I DEL BLOQUEO AL REINO UNIDO

Napoleón I decidió iniciar la invasión de Rusia como respuesta a la retirada del zar Alejandro I del bloqueo continental al reino unido y la liberación de Polonia.

La derrota francesa en la batalla de Berezina (noviembre de 1812) puso fin a esta campaña desastrosa en la que cien mil víctimas fueron enterradas en fosas comunes.

Los soldados llegaron a Königsberg, capital de Prusia oriental, a finales de diciembre de 1812. Allí tuvieron un breve descanso antes de iniciar de nuevo la larga marcha hacia su patria. En esta ciudad los franceses excavaron hasta 12 fosas en las que ubicaron a al menos 600 personas. Hasta 103 mostraban traumas relacionados con la violencia, incluidas fracturas, heridas con armas y amputaciones en pleno campo de batalla.

C2 era un hombre de unos 24-27 años que habría nacido entre 1785 y 1788, antes de la Revolución Francesa. Sus lesiones afectan tanto a los huesos mandibulares como a los maxilares y corresponden a traumas faciales graves. “La víctima probablemente resultó herida durante una lucha contra las tropas rusas”, escriben los investigadores en el estudio publicado en la revista International Journal of Osteoarchaeology .

Aún así, los especialistas descartan que fueran heridas causadas por armas de fuego (rifles y pistolas) o cañones porque no se han identificado artefactos metálicos (como el plomo de las balas). La explicación más plausible es que se debe a una arma de filo, como el sable pesado utilizado por la caballería cosaca.

La hipótesis de los expertos es que las lesiones se produjeron durante el enfrentamiento cara a cara entre dos jinetes. En ese momento de la historia, las tácticas militares recomendaban el estoc, el golpe con la punta de la espada que provoca heridas profundas que pueden llegar hasta los órganos vitales, para herir a un enemigo en combate. Pero las lesiones de C2 indican que el sistema usado fue el de taille, con la hoja de la espada y que causa cortes extensos pero superficiales.

LA HIPÓTESIS ES QUE LAS LESIONES SE PRODUJERON DURANTE EL ENFRENTAMIENTO CARA A CARA ENTRE DOS JINETES

“Los procesos de remodelación observados en el maxilar y la mandíbula muestran que esta herida era grave pero no letal de inmediato”, señalan los investigadores. La víctima fue tratada en uno de los hospitales franceses de Königsberg y sobrevivió “entre 6 semanas y 3 meses”, como indica el estado incompleto de la cicatrización.

Cuando estaba en el camino de su recuperación, murió. Brotes epidémicos de tifus y fiebre de trincheras afectaron la ciudad a finales de 1812 y principios de 1813. Estas enfermedades también han sido confirmadas en Vilnius, que está ubicada a lo largo de la carretera a Königsberg. La grave herida y las consiguientes dificultades para comer de este soldado durante una retirada agotadora y con temperaturas extremadamente frías pudieron ser factores agravantes significativos.

CUANDO ESTABA EN EL CAMINO DE SU RECUPERACIÓN, EL SOLDADO MURIÓ POR UNA ENFERMEDAD INFECCIOSA

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